Ganadores de la III edición (2015)

Primer Premio

Ainhoa Ollero Naval
Monzón - Huesca


LA VOCACIÓN DE ANSELMO LOSER

¿Qué podía hacer un guitarrista sin talento salvo freírse el pelo, ponerse mucho maquillaje y complementos, gesticular como un chimpancé chupando limones y rezar para que nadie se diera cuenta de que todo lo que tocaba sonaba igual que un gato arañando una pizarra?

Este era el caso de Anselmo Loser, que se gastó media herencia de su abuela en permanentes y purpurina y la otra media en una medium que presuntamente le había de ayudar a contactar con el espíritu de Jimi Hendrix y que resultó ser un ventrílocuo con mucho turbante y pocos escrúpulos.

Desesperado, Anselmo se decidió a hacer un pacto con el diablo. Su Satánica Majestad le citó una fría medianoche de un treinta de febrero en el claustro de un convento abandonado (más que nada, para provocar, uno tiene una imagen que guardar, le comentó) y, habiendo escuchado su caso mientras golpeaba el suelo repetidamente con las pezuñas de sus patas de cabra y sorbía azufre de una petaca, le aconsejó que se dejara de zarandajas, que madurara de una vez y se hiciese crítico musical.

Y así empezó el reinado de Anselmo el Terrible, el columnista más temido de la industria del rock.




Segundo Premio

Rodrigo Sánchez Martí
Aladrén-Zaragoza


LUZ VERDE

Lucía frenó para no saltarse el semáforo. Evitaba carreras mañaneras cuando llevaba a su nieta al cole. Apenas detuvo su coche, el matinal radiofónico irrumpió con la noticia:

'...y nos comunican que Paul McCartney no ha superado la dolencia respiratoria que le mantenía en estado crítico las últimas semanas, falleciendo a la edad de ochenta años, prácticamente tres años después de que también nos dejara el otro miembro de los Beatles aún vivo, Ringo Starr, el batería de la mítica banda de Liverpool. El mundo pierde así al último de los Beatles precisamente cuando se iba a reedit...' Lucía apagó la radio. Sus manos temblaban sobre el volante, y sentía que el cinturón de seguridad apretaba más que nunca su tembloroso pecho.

-¿Qué son los bitels abuela?

-Un grupo de música cariño.

-¿Y te gustaban mucho?

-Sí mi vida, me gustaban mucho...

Se encendió el verde, pero Lucía no arrancó; juventud, rebeldía, melodías para enamorarse, baladas para llorar, ritmos para vivir, ahora tan huérfanos? ¿Cómo seguir sin Paul?

-Abuela, están pitando.

Lucía resopló.

-Verde... tenemos que seguir. Mañana pondremos a los Beatles, ¿vale?

Los coches invadieron el paso de peatones. Nadie cruzaba Abbey Road.




Tercer Premio

Alex Merino Aspiazu
Donostia - San Sebastián - Guipuzcoa


RAPSODIA EN ROCK MAYOR

Bebíamos sangría en el parque y era un día perfecto. Eras mi chica de los ojos marrones, mi mujer de Tokio, la del olor a espíritu adolescente en el cabello. Juntos trepamos las escaleras del cielo hasta alcanzar nuestro dulce hogar en Alabama, y no ha habido dos amantes más ardientes en la autopista del infierno, rumbo al Hotel California, donde un día me desvestiste mientras, al oído, en un susurro, me dabas la bienvenida a la jungla.

Vivíamos después de medianoche y éramos los sultanes del swing. Estabas hecha para mí y yo estaba hecho para ti. Yo te decía: eres como un arcoíris. Tú me decías: eres un soñador. ¡Pero no era el único! Tú tampoco parabas de creer, de aferrarte al sentimiento, y nada más importaba.

Entonces, una noche estrellada, las arañas de Marte te susurraron que el cielo podía esperar. Preguntaste: ¿debería quedarme o debería marcharme? Te dije: quédate esta noche, podemos ser héroes.

Pero te alejaste bajo la fría lluvia de noviembre porque no podías encontrar satisfacción a mi lado, porque querías averiguar si el amor era salvaje, si era real. Yo era un ladrillo más en el muro y tú habías nacido para correr.