Ganadores de la I edición (2013)

Primer Premio

Ángel Revuelta Pérez
Colindres - Cantabria


27

Aquí estoy, esperando en medio del cruce entre la 61 y la 49, a medianoche, sintiéndome cada vez más estúpido -¿no debería estar ensayando?-. A punto de desistir veo aproximarse una sombra. Un tipo joven, elegantemente vestido con un desfasado pero impoluto traje años treinta, sombrero de ala estrecha y guitarra acústica al hombro. Lo reconozco al instante, pero no termino de creérmelo.

-Puedes cerrar la boca, chico -dice con sonrisa irónica-.

-Tú, tú eres... ¿Robert Johnson?

-¿Sorprendido? Quizás esperabas rabo, cuernos y piel roja en lugar de negra.

-No, bueno, no sé... Es que tú estás...

-Ya, ya. Ahí abajo pensaron que era congruente que viniera yo. En fin, vamos al turrón -saca un manojo de papeles de la chaqueta-. Puedes leerlo, pero más allá de la verborrea jurídica es lo típico: éxito, fortuna, gloria, mujeres...

-¿Tú... también lo firmaste? -Balbuceo la pregunta, a la que responde con un gesto afirmativo-.

-Pero, tu carrera 'acabó' a...

-A los 27 años, como Jones, Hendrix, Joplin, Morrison, Cobain... Y conseguimos lo que prometió: fama eterna. ¡Ja! Nadie puede engañar al Viejo Cabrón.

-¿Valió la pena?

Perfila media sonrisa como única respuesta. Corto mi pulgar y lo dejo gotear sobre el papel.




Segundo Premio

Bruno Francés Giménez
Alicante


Balada para Rock

Recogió su sombra como quien agarra de mala gana una chaqueta de cuero y le guiñó un ojo como signo evidente de que la clase y la ternura, al menos la suya, no se perdían tan solo por no recordar aquella canción que juró no olvidar jamás. La miró por última vez antes de cerrar la puerta y ella se mordió los labios del mismo modo que los bluesmen arrastran notas de una guitarra tratando de expulsarlas como tristes y agónicos recuerdos que no quieren soltarse de aquello que les dio la vida. Decir lo siento habría sido tan sencillo para él como que ella le hubiera perdonado pero ninguno de los dos dijo nada como si siempre hubieren pertenecido a mundos distintos. No la olvidé, dijo antes de partir, tan sólo que nunca volvió a sonar del mismo modo. Una canción no es una fotografía inmóvil a la que poder regresar de tanto en tanto; cambia como lo hiciste tú, como lo hice yo, ya no existe de ese modo; se convirtió en balada tan lentamente que no nos dimos cuenta y murió. Fue rock entonces porque tú y yo éramos rock, así de sencillo; era la actitud. Entonces.


<<<< Volver a Edición 2013